Aterradora noche la de aquella mañana,
donde aquel sol salía cuando la luna brillaba.
Lentamente viajaba en zic-zac el vil disparo
de la víctima al cañón con su sonido apagado.
Con alegre dolor descubriría el revólver,
que espantado y tranquilo salió, cansado y bailando.
(Año 1996)
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