En un momento dado, corro de un lado hacia otro, huyendo de alguien que quiere hacerme daño. Llamo a muchas puertas pidiendo ayuda pero nadie responde. Finalmente una puerta piadosa se abre y entro en una casa donde recobro fuerzas. Salgo nuevamente a la calle.
Todo está envuelto en un silencio desolador hasta que veo a alguien esperando por mi al final de una calle . Me acerco y ¡oh, qué alegría! ¡es la Felicidad! Corro hacia ti luchando contra un fuerte viento que trata de impedir que avance. Felicidad, es duro recorrer el camino que conduce a ti pero merece la pena. Me tomas de la mano y me dejo llevar.
Todo está envuelto en un silencio desolador hasta que veo a alguien esperando por mi al final de una calle . Me acerco y ¡oh, qué alegría! ¡es la Felicidad! Corro hacia ti luchando contra un fuerte viento que trata de impedir que avance. Felicidad, es duro recorrer el camino que conduce a ti pero merece la pena. Me tomas de la mano y me dejo llevar.
La calle desemboca en una plaza donde hay una gran fiesta. Me aconsejas que no mire hacia atrás sino que camine siempre hacia adelante y que disfrute de lo que encuentro. Todo parece divertido y bonito. Nos mezclamos con la gente con la que se producen simbiosis curiosas, lo cual resulta tremendamente útil para todos. Algunos pocos tratan de tocarme con malas intenciones, pero tú te conviertes en escudo y los empujas fuera.
Al llegar al otro extremo de la plaza desapareces. Doy un paso más y entro en un parque donde todo es de color blanco. Doy un paso más y me convierto en polvo, dejo de existir.
Esa es, en resumen, la calle Vida.
(Año 1978)